Cute Pink Kaoani
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jueves, 23 de agosto de 2012

El Quincha

En la finca "El Cerro", de propiedad de don César Porras, uno de los primeros alcaldes contrateños, vivió muchos años un apuesto joven campesino, que se destacó en su época por sus aventuras y andanzas mujeriegas...
El criollísimo Don Juan, se dice, no dejó flor sin tocar en aquel extenso jardín de propiedad de don César...!
A niña que le pusiera el ojo, no se iba a quitar pétalos a las margaritas sino a comenzar a buscar...
Las doncellas del lugar, le guardan distancia. No esto, porque les caiga mal, todo lo contrario. Es por ser campesino y el qué dirán. Sin embargo, no pocas cautivadas a pesar del miedo y de la crítica, fabrican la canastilla...!
En pleno trabajo de la semana, la jornada descubrió en el camino, cercano al surco, en la ruta que viene del pueblo, a una señorita de la "alta" bellamente engalanada, traje negro brillante, zapatillas blancas, collar de cuentas rojas, anillos y aretes resplandecientes, paraguas negro.
Con paso dificultoso, como que guarda equilibrio en el pedregal, lleva a la espalda en mochila de vivos colores, una enorme calabaza...
Los compañeros, sabedores de las andanzas de El Quincha, apodo del muchacho, convencidos que no se atrevería a enamorar a dama de buen origen como la que se acercaba, en son de tomarle el pelo, lo animan para que la enamore...! Quién dijo miedo...! Sin pensarlo dos veces, el coqueto campesino, le suelta esta frase: Señorita, le llevo la calabaza...? Tan linda usted, no debe cargar maleta porque se cae y me voy a poner muy triste...! La muchacha con sonrisa agradecida, le alcanza la mochila. A pocos pasos, se abre un callejón largo, entre dos montañas...
Ambos se adentraron por el estrecho camino... Una fuerte tempestad sopló silbante... Los compañeros aturdidos, aterrados, pálidos, escucharon un grito penetrante: el grito de la diabla que cantó su victoria...!
Instantes después, vieron cruzar una sombra negra que arrojaba
chispas y comenzó a llover granizo... Nadie volvió a saber del picaflor aquel. Averiguaron por él, pero nadie dio razón...


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